En plena expansión de la edificación en altura y
altamente densificada los inversionistas y especuladores a gran escala
olvidaron que el urbanismo chileno se basa en la medicina social de fines del
siglo XIX que se origina con el descubrimiento de organismos microscópicos que
originan las plagas y enfermedades que hoy llamamos a algunos de ellos virus.
El austriaco Johann Peter Frank dio el pie inicial
del higienismo con un libro titulado “la miseria como madre de todas las
enfermedades”. El principio era que a pesar que los más pudientes vivían en
casas espaciosas bien ventiladas y asoleadas, igualmente se enfermaban pues los
menos favorecidas vivían en habitaciones insalubres transmitiéndoles las
enfermedades. Esto se trasladó al urbanismo que creo la llamada escuela
higienista y después pasó a llamarse “moderna”. Es por esto que nacen los
planes reguladores que limitaron las alturas y se crearon los antejardines,
rasantes, etc. En el caso de Chile se agregó la seguridad por los frecuentes
terremotos.
Toda esta propuesta dio sus frutos y muchas
enfermedades fueron prácticamente erradicadas y la mortandad de los terremotos
se tradujo en un mínimo de muertes como todos hemos podido constatar.
A pesar que esto parecía olvidado los propietarios
de viviendas de Ñuñoa fueron acompañando estos antecedentes en sus juicios de
manera tal que la Excelentísima Corte Suprema y algunas Cortes de Apelaciones
están en un proceso de cambio de eje de la discusión y las sentencias más
recientes están basando sus fallos en la protección del interés general, más
aún cuando los demandantes de Ñuñoa han puesto como antecedente la definición
que la misma LGUC da de Plan Regulador:
Art 41 LGUC:
…
El
Plan Regulador es un instrumento constituido por un conjunto de normas sobre
adecuadas condiciones de higiene y
seguridad en los edificios y espacios urbanos, y de comodidad en la
relación funcional entre las zonas habitacionales, de trabajo, equipamiento y
esparcimiento.
…
La situación que hoy vivimos no difiere de lo sucedido en la antigua Roma en que la mayoría de los romanos vivían en edificios de 4 o 5 pisos llamados ínsulas destinados al arriendo y en cuyo primer piso existían talleres y comercio. La especulación hizo que se abarataron los costos y se hacían de madera y materiales baratos, cruzadas por estrechas calles, motivo por el cual el incendio de Roma en época de Nerón se propagó con tanta facilidad:
No obstante esta sana tradición se dejó de lado,
llevándonos en pocos años al pasado y entregando la especulación al mercado
inmobiliario poniéndose en riesgo a la población de todo el mundo y no es raro que
justamente quienes no siguieron la escuela higienista se han convertido en la
cuna de las grandes epidemia del siglo XXI. En efecto China no cumple con estos
objetivos y ha llevado la especulación a grados inimaginables como la
construcción de ciudades enteras sin que nadie las habite.
- https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/776935/que-tan-vacia-es-una-ciudad-fantasma-en-china-con-big-data-ahora-podemos-saberlo/563faeb9e58ece4c0200006b-using-big-data-to-determine-the-extent-of-chinas-ghost-cities-photo
- https://www.youtube.com/watch?v=rKASjKyzc-4
- https://www.bbc.com/mundo/noticias-46226423
Una simple búsqueda en youtube nos permite apreciar de qué hablamos cuando nos referimos a Wuhan la ciudad de la región donde se originó el brote del corona virus:
Lo que
chilenos más sensatos advirtieron a principios de siglo pasado ha estado
sostenidamente siendo olvidado por grandes fondos de inversión que en Chile han
utilizado incluso los recursos de todos los chilenos a través de los fondos
previsionales privados de las AFPs.
Con profundo
dolor vemos como volvemos a ver las terribles consecuencias en la salud, en la
economía y las vidas de los ciudadanos que han sido arrastradas por la avaricia de unos pocos, y es por estos que
ponemos a disposición una breve reseña explicativa sobre este tema que nos
permita obligar a nuestras autoridades sin importar el color político a
reaccionar en favor de los ciudadanos que insisten en no escuchar,
insistiéndonos en llevarnos a una votación que los obligue a redactar una nueva
constitución a pesar de que ha sido la presión espontanea de la ciudadanía, donde la voluntad popular ha sido
claramente expresada en las calles y sobretodo en una consulta ciudadana llevada a cabo por los mismos municipios, los cuales han perdido el control de
los planes reguladores con la dictación del D.S. 56 del MINVU publicado en
agosto del año 2019 que expresamente permite al MINVU autorizar que las grandes
inmobiliarias puedan construir más de lo que ordena el Plan regulador con la
excusa de ser para “integración social” lo cual nos hace sospechar que también
deberemos luchar con algunos parásitos sociales que ejercen cargos en una de
las actividades más nobles existentes, como es la representación popular.
Qué duda cabe que el vivir hacinados es dañino
para la salud de los seres vivos, el hacinamiento no solo afecta a los humanos,
aunque los partidarios del hacinamiento prefieran usar la siútica palabra densificar,
pues en el modelo que ellos quieren entender sólo consideran variables
cortoplacistas de un rápido retorno del dinero.
Los ejemplos son muchos en la historia de la
humanidad, veamos los más recientes:
- En los años 2000 hizo noticia el mal de las vacas locas[1] que hizo trizas el miope modelo económico y de producción en el cual se sustentaba la industria de carnes rojas en el mundo, provocado por un agente infeccioso (priones) distinto a los virus, donde las causas son variadas y un factor importante es el hacinamiento pues una vaca hacinada y alimentada con harinas animales tendrá el peso en casi la mitad del tiempo que una alimentada en los potreros, así también la producción de leche se aumenta en un 60% si se tiene al bobino hacinado con ese tipo de alimentación.
- Del 2012 a la fecha han existido en varias partes del mundo brotes de la llamada fiebre porcina[2], cuyo origen radica en la eliminación de pequeños y medianos productores cambiándolos por grandes corporaciones, que producen cerdos en porquerizas industriales donde reina el hacinamiento. Acá la relación es directa, pues se trata de un virus donde el hacinamiento encuentra su mejor caldo de cultivo.
- La gripe aviar que a fines de 1990 se detectó en Hong-Kong, claramente provocada por la crianza y venta de aves en condiciones de hacinamiento e insalubridad. En 2019 con muy poca difusión en Chile, Hong-Kong suspendió el envío de carne de aves cuando se encontraron brotes de gripe aviar en Quillota.[3]
- Ni las conocidas propiedades antibacterianas de la miel y las propiedades antivirales de algunos tipos de mieles (por ejemplo la de manuka proveniente de las flores de un arbusto de origen Australiano o de Nueva Zelanda) salvan a las colonias de abejas de ser atacadas por virus que las diezman por su hacinamiento en colmenas diseñadas y “optimizadas” por el hombre enfocadas solo para obtener mayores producciones de miel, sobre todo por el forzado encierro invernal de las colonias de abejas.[4]
El hacinamiento de una misma especie afecta
incluso a las plantas y vegetales facilitando la aparición de plagas y
enfermedades.
Sobre las enfermedades que afectan o han afectado
a las poblaciones humanas producto del hacinamiento y la falta de higiene la
historia es larga y triste: lepra, cólera, peste negra, peste amarilla,
tuberculosis, tifus, malaria, gripe española, entre otras. Su origen está en
bacterias, mosquitos, virus u otro tipo de vectores que encuentran un caldo de
cultivo óptimo cuando muchos seres humanos comparten un mismo espacio o lugares.
Ya en el 2006 investigadores del Instituto
Nacional de Salud de EEUU (NIH) sobre los virus declararon algo que en Chile
los urbanistas en relación a la especie humana sabían de perogrullo sobre el
hacinamiento (al menos los antiguos y verdaderos urbanistas), que la alta
concentración de enormes cantidades de seres vivos apretujados en muy poco
espacio facilita la rápida transmisión y mezcla de los virus y su peligrosa mutación.
La muerte fue un factor omnipresente en la
sociedad chilena de la segunda mitad del siglo XIX. La mortalidad infantil
superó los 300 por mil nacidos vivos y la esperanza de vida al nacer para un
hombre no pasaba los 28 años. La lista de enfermedades, pestes y epidemias que
afectó a la población de Chile es extensa. El cólera produjo grandes pandemias
a lo largo de todo el siglo, aunque en Chile apareció con rasgos epidémicos
entre 1886 y 1887. En aquella oportunidad los centros urbanos más afectados
llegaron a perder hasta el 5 por ciento de su población. Otro mal que afligió a
la población chilena con mortalidad permanente fue la viruela; hasta 1925 son
incontables las epidemias que se conocen. Ni siquiera la voluntad de propagar
la vacuna, las medidas para aislar a los enfermos de viruela o para enterrar
sus restos terminaron con esta enfermedad. En los seis años que van de 1890 a
1895 murieron 24.618 personas a causa de esta enfermedad y entre 1905 y 1906
murieron 14.000 chilenos. Otras enfermedades que, por las condiciones de
higiene que vivió la población adquirieron el carácter de epidemia, fueron la
tuberculosis, el tifus, el sarampión y otras enfermedades infecciosas. [5]
Sobre el periodo histórico conocido como
revolución industrial los urbanistas suelen mencionar a Butti, quien resume en
sus trabajos los problemas de salud que se generaron a partir de este período
destacando el hacinamiento, falta de sol, ventilación y salubridad. Según los
autores estas condiciones desencadenaron en las ciudades de la época,
configuradas sin criterios racionales y dejadas en manos de especuladores,
mortales epidemias como las tuberculosis, la viruela, el cólera y la fiebre
tifoidea. Así pues, los médicos europeos y norteamericanos comenzaron a
promover al acceso a la luz del sol y de
aire fresco para ayudar a prevenir y curar algunas dolencias y
enfermedades, destacando el empleo de la luz del sol que permitió la
erradicación del raquitismo caracterizado por deformidades esqueléticas debido
a la deficiencia de vitamina D, la cual se fabrica en el cuerpo humano gracias
a la exposición a la luz solar, enfermedad que azotaba las ciudades
industriales del siglo XIX. Se descubrió, en esa misma época, las cualidades observadas en los rayos ultravioletas del sol para destruir las bacterias.
Todo lo señalado, consolidó una visión higienista
hacia la urbe lo que provocó en Europa estructuras legales que promovieron,
entre otras medidas, el acceso garantizado a un mínimo de asoleamiento tanto en
los espacios públicos como privados, generándose la normativa urbanística
estableciéndose, por ejemplo, reglas que impusieron una mayor espacio mínimo
entre edificios y la altura máxima de los mismos, rasantes, antejardines,
plazas y espacios verdes, anchos de calles, máximos de volumen de construcción,
densidades máximas, etc., y, de hecho, Chile, también siguió este camino.
Ricardo Franco-Medina; Pedro Juan Bright-Samper se
refieren a interesantes antecedentes históricos con tal claridad que es
preferible reproducirlo:
“Periodo postindustrial (salud y disfrute del sol)
La revolución industrial del siglo XVIII trajo energía y mano de obra barata a
las grandes ciudades europeas, pero también trajo enfermedades y millones de
personas hacinadas que fueron a parar a edificios malsanos, sin acceso al sol
localizados en calles estrechas y sucias. Muchos barrios ingleses fueron
asolados por epidemias como la tuberculosis, la viruela, el cólera y la fiebre
tifoidea. La preocupación europea por el acceso al sol en centros urbanos es
originada por los problemas de salud, de hacinamiento, mala higiene y enfermedades
al interior de las viviendas de los trabajadores durante la Revolución
Industrial”…”. Los médicos atribuían las pestes y enfermedades a la falta de
aire fresco y de asoleamiento directo, esto derivo en el refrán comúnmente
mencionado en la época: “A donde el sol no entra, el médico lo hace”. Butti, K.
(1980). Este aforismo más tarde fue comprobado por Sir Arthur Davies cuando
demostró que los rayos ultravioletas destruyen las bacterias. En consecuencia,
los médicos europeos y norteamericanos comenzaron a promover al acceso a la luz
del sol y de aire fresco para ayudar a prevenir y curar algunas dolencias y
enfermedades. Un ejemplo del empleo de la luz del sol para mejorar la salud de
las personas, se dio con la erradicación del raquitismo (caracterizado por
deformidades esqueléticas debido a la deficiencia de vitamina D, la cual se
fabrica en el cuerpo humano gracias a la exposición a la luz solar), esta
enfermedad fue una epidemia que azotó a los niños de las ciudades industriales
del siglo XIX y que prácticamente desapareció en Europa en el siglo XX. Esta
visión higienista trajo consigo un compromiso fulminante y enfático en Europa:
el acceso garantizado a la luz del sol en el interior de las viviendas de los
trabajadores. Las primeras propuestas establecieron reglas geométricas
relativamente sencillas en relación con el espacio entre edificios y la altura
de los mismos. Concretamente, Augustin Rey (funcionario francés de la vivienda)
comprobó que en latitud de París (48º Norte) los edificios construidos uno
detrás del otro con orientación sur debían guardar una separación no inferior a
2 ½ su altura para no generar sombra sobre la siguiente fila en el periodo de
invierno, mientras que para edificios análogos con orientación este u oeste
esta separación podía reducirse al 1 ½ veces la altura sin problemas de sombra
arrojada. En conclusión, la separación entre edificios con orientación sur
requiere casi el doble de separación que los orientados a este u oeste. Butti,
K. (1980).
Hacia 1860 se erigieron en Inglaterra comunidades obreras emplazadas en los suburbios y el campo, los diversos proyectos empezaron aplicar los principios de separación entre bloques y la regulación de las alturas a los edificios. Los nuevos planteamientos ofrecían abundante asoleamiento, espacios verdes, así como mejores condiciones higiénicas en contraste con lo que ofrecía la ciudad industrial, a estos nuevas propuestas se les denominó: las ciudades jardín”…”Según el planteamiento urbano los bloques de vivienda estaban separados por calles de anchura variable entre los 12 y 36 metros, de modo que el aire y la luz del sol podían ingresar a la viviendas por todos lados, sin embargo la cuestión de la orientación solar no era un principio vital para su emplazamiento. Solo cuando las comunidades obreras planificadas adquirieron mayor difusión y reconocimiento en Inglaterra y otros países en Europa, los planificadores, arquitectos y urbanistas fijaron su atención en estudiar científicamente la cuestión de la orientación solar Butti, K. (1980). Fue así como Raymond Unwin (urbanista inglés) estudió los movimientos anuales del sol para Inglaterra y llegó a la misma conclusión que los griegos establecieron hace más de dos mil años antes: considerando el movimiento del sol en la latitud Norte no hay pie de duda que la orientación sur, puede considerarse las más deseable para las habitaciones.. “La industrialización creó condiciones de vida malsanas e intolerables para la nueva clase trabajadora, esto derivo en demandas sociales por una intervención gubernamental para mejorar las condiciones de vida de miles de trabajadores. Con el fin de mejorar la calidad de la salud pública y garantizar el acceso al sol a todos sus habitantes a través de una correcta planificación urbana, muchas ciudades en Europa y en los Estados Unidos establecieron una serie de códigos de construcción entre los años de 1850 y 1930. La mayoría de estos códigos establecieron límites a la altura de las edificaciones en proporción con la anchura de las calles. Sin embargo, adicional a estas códigos, se establece en Inglaterra en 1906, una nueva legislación con el objeto de proteger la disponibilidad continua y sin interrupciones a este acceso a la luz del sol desde las ventanas, denominada: Doctrina Inglesa de Antiguas Luces (THE ANCIENT LIGHTS DECLARATORY ACT, 1906). Esta ley le otorga al propietario de una edificación (de más de veinte años de propiedad) a mantener la continua disponibilidad de luz solar sobre sus ventanas que ha recibido constantemente durante los últimos años, de esta manera, el dueño tiene el recurso para impedir cualquier construcción u otro tipo de obstrucción (vallas vegetación u otro impedimento) a la luz solar.”
Hacia 1860 se erigieron en Inglaterra comunidades obreras emplazadas en los suburbios y el campo, los diversos proyectos empezaron aplicar los principios de separación entre bloques y la regulación de las alturas a los edificios. Los nuevos planteamientos ofrecían abundante asoleamiento, espacios verdes, así como mejores condiciones higiénicas en contraste con lo que ofrecía la ciudad industrial, a estos nuevas propuestas se les denominó: las ciudades jardín”…”Según el planteamiento urbano los bloques de vivienda estaban separados por calles de anchura variable entre los 12 y 36 metros, de modo que el aire y la luz del sol podían ingresar a la viviendas por todos lados, sin embargo la cuestión de la orientación solar no era un principio vital para su emplazamiento. Solo cuando las comunidades obreras planificadas adquirieron mayor difusión y reconocimiento en Inglaterra y otros países en Europa, los planificadores, arquitectos y urbanistas fijaron su atención en estudiar científicamente la cuestión de la orientación solar Butti, K. (1980). Fue así como Raymond Unwin (urbanista inglés) estudió los movimientos anuales del sol para Inglaterra y llegó a la misma conclusión que los griegos establecieron hace más de dos mil años antes: considerando el movimiento del sol en la latitud Norte no hay pie de duda que la orientación sur, puede considerarse las más deseable para las habitaciones.. “La industrialización creó condiciones de vida malsanas e intolerables para la nueva clase trabajadora, esto derivo en demandas sociales por una intervención gubernamental para mejorar las condiciones de vida de miles de trabajadores. Con el fin de mejorar la calidad de la salud pública y garantizar el acceso al sol a todos sus habitantes a través de una correcta planificación urbana, muchas ciudades en Europa y en los Estados Unidos establecieron una serie de códigos de construcción entre los años de 1850 y 1930. La mayoría de estos códigos establecieron límites a la altura de las edificaciones en proporción con la anchura de las calles. Sin embargo, adicional a estas códigos, se establece en Inglaterra en 1906, una nueva legislación con el objeto de proteger la disponibilidad continua y sin interrupciones a este acceso a la luz del sol desde las ventanas, denominada: Doctrina Inglesa de Antiguas Luces (THE ANCIENT LIGHTS DECLARATORY ACT, 1906). Esta ley le otorga al propietario de una edificación (de más de veinte años de propiedad) a mantener la continua disponibilidad de luz solar sobre sus ventanas que ha recibido constantemente durante los últimos años, de esta manera, el dueño tiene el recurso para impedir cualquier construcción u otro tipo de obstrucción (vallas vegetación u otro impedimento) a la luz solar.”
A principios del siglo XX se inicia, entonces, el
fenómeno más significativo en la evolución de esta materia y es el derivado del
desarrollo de la construcción edificios de gran altura habitables que
significaron, graves y previsibles efectos negativos en el eficiente
desplazamiento, ventilación, asoleamiento y desplazamiento en la ciudad afectando
la salubridad y la higiene de la misma.
El problema entonces no tiene que ver con la
densificación en si misma, sino cuando
esta se desborda como ha estado sucediendo en Chile los últimos años y es
por esto que los municipios han adoptado planos reguladores más acorde con sus
necesidades y en cumplimiento de sus funciones constitucionales y legales
establecidas estas últimas tanto en la LGUC (Ley General de Urbanismo y
Construcción) como en la LOCM (Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades).
Por eso es necesario que los Municipios hagan
cumplir los distanciamientos, antejardines, anchos de calles, rasantes y otras
normas que nos permiten vivir en un ambiente más saludable.
Chile no se vio alejado de la perspectiva referida
y el urbanismo nacional toma lo descrito como inspiración de lo que sería el
nuevo sistema regulatorio urbanístico nacional ligado, como ya se ha señalado,
a lo que la historia del urbanismo conoce como Escuela Moderna de Urbanismo,
íntimamente ligada a la Escuela Higienista cuyos principales objetivos están el
asegurar un adecuado asoleamiento, ventilación, desplazamiento acceso eficiente
al agua potable y alcantarillado e higiene y salubridad en general,
considerando el ordenamiento de la ciudad tomando como base la limitación del
derecho de dominio sin derecho a indemnización para los propietarios afectados.
El higienismo se inspira en gran parte en procesos
desarrollados en Austria, y su inicio se vincula directamente con la
publicación en 1790 de la obra del médico vienés Johann Peter Frank Titulada
“la miseria del pueblo, madre de enfermedades”:
“En su discurso académico titulado De populorum
miseria: morborum genetrice, "la miseria del pueblo: madre de las
enfermedades ", que sostuvo siendo director de la escuela de medicina de
Pavía al final de los cursos del año 1790, Frank atacó frontalmente y sin
disimulo la situación de inequidad y pobreza existentes y las nombraba como
causa directa de los problemas de salud del pueblo. La pobreza y la miseria son
evidentes como causa permanente de enfermedad; sin embrago, su reconocimiento
como tales no era tan evidente durante este periodo histórico en que fueron
expuestas por Frank, quien reconocía que la mayoría de las enfermedades eran
atribuibles a las acciones y hábitos de los mismos hombres y no una expresión
de la voluntad divina, y proponía que esto podía ser modificado con la
correspondiente planeación y cuidado. Con la idea de las enfermedades causadas
por uno mismo y por ende evitables, toma como base las ideas de Jean-Jacques Rousseau
sobre la desigualdad, de las cuales había ya incorporado en su policía médica
conceptos de higiene (la procuración de las condiciones óptimas de
funcionamiento del cuerpo) en el matrimonio, en el vestido, la alimentación y
el trabajo.”
Karl Brunner, austriaco, se considera como el
fundador del urbanismo contemporáneo chileno llega a Chile, en su primera
misión a Chile el año 1929, y efectuó una serie de recomendaciones para el
conjunto para la ciudad de Santiago de Chile y sus suburbios, en el proyecto
"Ciudad de Santiago: Estudio del futuro ensanche", el que debía
servir de modelo para todas las intercomunas de Chile.
En 1930 creó en la Escuela de Arquitectura, el
primer Seminario en Urbanismo para postitulados en América Latina, preparando a
la primera generación de profesionales Urbanistas del país.
En varias publicaciones se destacan los aportes de
Brunner y sus colaboradores quienes desarrollan nuestro urbanismo contemporáneo
con un gran sentido práctico y pionero en el mundo.
También es un hecho de la máxima relevancia es que
Brunner era además aviador y es uno de los primeros urbanistas en enriquecer su
trabajo con fotos aéreas.
El año 1929, como consecuencia del terremoto de
Talca, el gobierno de la época creó una comisión y contrató a Karl Brünner,
como Consejero Urbano del Gobierno de Chile. En efecto, su sello junto a otros
destacados urbanistas chilenos quedaron plasmados en los distintos cuerpos
normativos que dieron origen al derecho urbanístico contemporáneo que aún se
sostiene sobre los mismos principios establecidos por dicha comisión. En efecto
el MINVU en su página web nos ilustra sobre este tema señalando que:
“1929: CIUDADES Y FUTURO El terremoto de Talca de
1928 obliga a dictar la Ley 4.563, donde se dispone que toda ciudad con más de
20 mil habitantes deberá elaborar un Plan General de Transformación. Las
autoridades contratan nuevamente al arquitecto Karl Brünner, quien se desempeña
como Consejero Urbano del Gobierno de Chile. Se le encomienda proyectar la
ciudad con una visión renovada, mirando al futuro y pensando en lo que puede
llegar a ser. 1931-1935: LEY GENERAL DE URBANISMO Y CONSTRUCCIÓN. El proceso de
migración del campo a la ciudad produce un grave problema en la mayoría de las
urbes. Para encararlo, se crea la Junta Central de Habitación Popular y se
dicta la primera versión de la Ley General de Urbanismo y Construcción, que
busca ordenar la planificación urbana. En 1935 se crea la Caja de la Habitación
Popular, que otorga préstamos a 27 años plazo, dejando el predio hipotecado
como garantía”.
Karl Bruner, publicó en aquella época un artículo sobre estos temas en la revista “ANALES de la Universidad de Chile” correspondiente al primer trimestre del año 1930 titulado “Problemas actuales de Urbanización”. Este ya clásico artículo es citado frecuentemente por los urbanistas chilenos, y constituye, por cierto, parte de la historia fidedigna del establecimiento de la legislación urbanística vigente.
En dicho artículo, Brünner señala:
“Desde no hace mucho tiempo han existido doctrinas muy divergentes y aún
contradictorias según el punto de vista, del cual se enfocaban los problemas
urbanos modernos en su orientación y finalidad del mismo.
Según ello, ya bien se consideraban los problemas
bajo el punto de vista estético –artístico, o como problemas de índole
exclusivamente ingenieril y aún en los últimos tiempos y en muchos casos,
asuntos de salubridad pública. Cada una de estas doctrinas ha dado sus frutos
en diversas partes en la ejecución de obras realizadas bajo su influencia
predominante. Las grandes avenidas y plazas representativas de nuestras urbes
europeas nos hacen recordar la época memorable de los edificios monumentales,
pero durante la cual se olvidaban, por otra parte, de barrios populosos, sin
arbitrar medidas para su extensión racional. Y así fue posible la formación de
barrios, impregnados del espíritu mercantil de especuladores, y su consecuencia
natural, la sobrecongestión populosa de los mismos. Aún los grandes Boulevards
monumentales de París rodean en gran parte a los barrios insalubres, que
requieren urgentemente un saneamiento racional.
La época que sigue a la monumental, está dominada
por el compás y regla del técnico. En
ella se olvidó por completo la relación que debe existir entre el hombre y la
naturaleza, la necesidad de jardines y campos de deportes y recreo.”
El Urbanismo verdadero considera en primer término
el aspecto cultural de higiene social de su misión relacionada con los
problemas y las necesidades que crea, y en tercer lugar el aspecto
artístico-estético, que se esmera en crear un conjunto armónico en el cuadro de
la ciudad.
En consecuencia, en Chile, desde su origen, el urbanismo
se desarrolló al alero, como hemos señalado, de las escuelas urbanistas
higienistas y modernas.
PRINCIPIO DEL INTERÉS GENERAL O PRO HABITANTE
En el caso chileno el derecho urbanístico se
sustenta en la planificación y esta se efectúa en base al interés general y
este consiste en limitar el derecho a construir con el objeto de asegurar, a los
habitantes, condiciones mínimas de higiene y seguridad.
La LGUC confirma este principio cuando consagra el
interés general, en su artículo 28 decies:
“Artículo
28 decies.- Transparencia en el ejercicio de la potestad planificadora. La
planificación urbana es una función pública cuyo objetivo es organizar y
definir el uso del suelo y las demás normas urbanísticas de acuerdo con el interés general. Su
ejercicio deberá:
a) Ser fundado, señalando expresamente sus
motivaciones y los objetivos específicos que persigue en cada caso,
especialmente cuando se realicen cambios en las propuestas, anteproyectos o
proyectos.
b) Considerar
información suficiente sobre la realidad existente y su evolución previsible.
c) Ajustarse a los principios de sustentabilidad,
cohesión territorial y eficiencia energética, procurando que el suelo se ocupe
de manera eficiente y combine los usos en un contexto urbano seguro, saludable,
accesible universalmente e integrado socialmente.
d) Evitar la especulación y procurar la
satisfacción de las necesidades de vivienda de la población.
e) Ser consistente con los estudios técnicos
referidos a movilidad urbana, infraestructura sanitaria y energética, riesgos y
protección del patrimonio natural y cultural, entre otros, conforme establezca
la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, los que necesariamente
deberán estar en coordinación con las políticas sectoriales asociadas a cada
materia.”
Nuestra LGUC también dispone:
“Art. 41, inc. 3° de la LGUC: “El Plan Regulador
es un instrumento constituido por un conjunto de normas sobre adecuadas
condiciones de higiene y seguridad en los edificios y espacios urbanos, y de
comodidad en la relación funcional entre las zonas habitacionales, de trabajo,
equipamiento y esparcimiento”
De este modo, el Plan Regulador se refiere a :
1- Adecuadas
condiciones de higiene y seguridad en los edificios.
2- Adecuadas
condiciones de higiene y seguridad en los espacios urbanos.
3- Comodidad
en la relación funcional entre las zonas habitacionales, de trabajo,
equipamiento y esparcimiento.”
Sus normas consagran entonces los derechos de privacidad, asoleamiento, salubridad, desplazamiento y funcionalidad entre distintas zonas de un Plan Regulador.
A pesar de todo lo descrito, seguimos viendo que
tanto el Ministerio de Vivienda como los Municipios e incluso la Contraloría hacen
esfuerzos por tratar de no cumplir la normativa que beneficia a la población toda,
sobre distanciamientos, antejardines, alturas máximas, densidades y rasantes,
afectando un bien tan importante como la seguridad y salud de la población.
Ver las distintas simulaciones disponibles por el Washington Post cuando existen distintos tipos de aislamiento https://www.washingtonpost.com/graphics/2020/world/corona-simulator/ |
Resulta relevante que la población se aísle[6]
lo más que pueda mientras pasa el flagelo del Coronavirus, pero para eso deben
existir condiciones que permitan aquello, la efectividad de un aislamiento o
cuarentena no es la misma cuando se respetan los distanciamientos entre
viviendas, alturas, acceso a la ventilación y al sol, que cuando la población
convive en guetos verticales como los de Estación Central y algunos construidos
en Ñuñoa y en la comuna de Santiago, con pasillos y pocos ascensores, sin
ventilación o con recirculación de aire, sin acceso adecuado al sol y que
comparten múltiples departamentos y espacios comunes.
Probablemente nuestra insistencia en aspectos como
la higiene y el asoleamiento ha permitido que la Corte Suprema reconociera hace
unos días éstos como aspectos fundamentales al rechazar un Permiso de
Edificación ilegal en la comuna de Vitacura, donde han surgido por estos días
los primeros casos de Coronavirus (ver sentencia de reemplazo de la CS ROL: 6755-2019).
Es evidente que para personas, animales y
en general seres vivos, que estén viviendo una situación de hacinamiento se
verán afectadas no únicamente por la incomodidad de tener que compartir un
espacio mínimo y en el cual es prácticamente imposible moverse con otros, sino
también que a causa de ello será prácticamente imposible que ese lugar observe
una higiene y una seguridad satisfactoria, afectándose claramente la salud de
las personas, e incluso, en aquellas situaciones más extremas hasta puede
existir riesgo de vida en los escenarios de densificación extrema como hemos
visto últimamente en el país y de alturas que sobrepasan las de los planes reguladores como lo promueve el lamentable Decreto 56 dictado hace pocos meses
por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
[1] https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=11&ved=2ahUKEwj5lLr925zoAhVDILkGHRwJDo8QFjAKegQIAxAB&url=https%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F202458.pdf&usg=AOvVaw2kzi53IN59nLZTYpslRHmG
[2] https://www.grain.org/es/article/6429-peste-porcina-africana-un-futuro-cultivado-en-granjas-industriales-una-pandemia-a-la-vez
[3] https://www.fayerwayer.com/2019/09/hong-kong-gripe-aviar-chile/
[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/06/120608_virus_fatal_abejas_cr
[5] http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-93708.html
[6] Ver las distintas simulaciones disponibles
por el Washington Post cuando existen distintos tipos de aislamiento https://www.washingtonpost.com/graphics/2020/world/corona-simulator/