Sin embargo, una vez ingresado al Senado el proyecto se fue a la Comisión de Vivienda y Urbanismo la cual durante la discusión comenzó a darse cuenta de que este proyecto, finalmente, y al igual que el D.S. 56, permitiría pasar por sobre los Planes Reguladores y desconocer la participación ciudadana que en el caso de Ñuñoa ha ido sistemáticamente adaptando su Plan Regulador Comunal a la ciudad que queremos.
Tanto la academia como las distintas organizaciones sociales mostraron su desacuerdo y poco a poco fue corriéndose el telón hasta que la gravedad de la situación quedó expuesta ante los senadores presentes, que no solo no quisieron aprobar el vergonzoso proyecto, sino que además varios de ellos decidieron opinar exponiendo su punto de vista que asegura un total rechazo de la propuesta.
Destacaron en la defensa de la autonomía municipal y el resguardo de la voluntad de los ciudadanos el Presidente de la comisión don David Sandoval (UDI) a quienes se unieron Carlos Montes (PS) resaltando la enorme oposición mostrada por el Senador Jorge Soria (PPD) y las divergencias del resto de los integrantes de la Comisión.
Destacó la intervención del Senador Guiller (Ind) que con toda claridad expuso los motivos por los cuales el proyecto con toda seguridad deberá ser rechazado.
A fin de no terminar por desconocer este vergonzoso intento de beneficiar a las inmobiliarias que quieran construir lo que quieran y donde quieran con un simple decreto ministerial del Gobierno de Turno, el Senado decidió que el tema volvería a la Comisión para ser discutido dejando sin efecto lo resuelto en su seno y suponemos que de no ocurrir algo raro este engendro de ley sería rechazado por unanimidad.
Curioso fue que casi al final de la sesión el senador Insulza (PS) termino visiblemente molesto preguntando ¿cómo fue que un proyecto que nadie quiere llegó a esta instancia?.
Es del caso reconocer a todos aquellos que se movilizaron y regalaron su valioso tiempo para frenar este atentado a la democracia que da la espalda a la participación ciudadana.
Ahora solo queda que el señor Presidente indique a sus pésimos asesores en esta materia que corrijan el rumbo y le redacten los documentos para que su excelencia firme la derogación de este decreto supremo que de integración social tiene solo el nombre y no le hagan pasar más vergüenza al Ejecutivo.
El link de lo que ocurrió en el Senado en el siguiente enlace:
